viernes, 25 de abril de 2014

Simplificando la vida (parte II)

Hace unos días tratamos el tema de simplificar la vida respecto a los objetos materiales que poseemos. Hoy vamos a hablar de simplificarnos la vida en un aspecto más interesante: en el aspecto mental o, si se quiere, no tangible. Si eliminar de nuestro alrededor los objetos superfluos supone un gran alivio, comodidad, ganancia de espacio, liberación de preocupaciones, eliminar ciertos encadenamientos a nivel mental también tiene grandes ventajas. Veamos algunas de las cosas que podemos hacer para simplificar nuestra vida más allá de lo material:

(i) Romper con personas que no nos aportan nada. Puede ser que, por compromiso o por mantener ciertos contactos, nos relacionemos con personas que no nos interesan en absoluto. Sin duda esto supone, además de una pérdida de tiempo, una complicación innecesaria en nuestra vida (y más si es un tipo de relación que nos obliga a estar pendientes o acordarnos de ciertas cosas). No hay que temer romper las relaciones que suponen una carga; el alivio al librarse de ellas es considerable.

(ii) Abandonar los compromisos y obligaciones que asumimos voluntariamente pero que no nos aportan nada. A menudo nos comprometemos a hacer cosas que no queremos hacer o que con el tiempo nos cansan. Si es así, mejor dejarlas. Aunque sea un tópico, es cierto que la vida se vive solo una vez y es mejor concentrarse, en la medida de lo posible, en aquello que nos gusta y/o queremos hacer. Por otro lado, limpiar nuestra agenda de compromisos acaba con algunas preocupaciones y nos pone ante el reto de enfrentarnos al tiempo libre y tener que llenarlo con algo valioso.

(iii) Reducir al mínimo el número de entidades con las que trabajamos (bancos, gestorías, etc.). Según el tipo de vida que llevemos, unos más y otros menos, podemos necesitar trabajar o estar en contacto con algunas entidades como bancos, gestorías, compañías de servicios, etc. A menos que trabajar con muchas de ellas sea más ventajoso que la simplificación de reducir su número al mínimo, lo más conveniente para la salud y tranquilidad mentales suele ser esto último. Se vive mucho mejor con menos vínculos contractuales o comerciales.

(iv) Tener en cuenta solo los consejos, recomendaciones, pautas, justificados. Sin duda, en la vida hay que hacer ciertas cosas (comer, dormir, trabajar, compartir con los demás…) y todo el mundo, expertos y no expertos, tienen muchas ganas de decir cómo hay que hacer las cosas. Una manera de simplificar el asunto es atender al propio sentido común y a las recomendaciones que estén razonablemente justificadas. Solo hay que tomarse la molestia inicial de considerar qué nos parece lo más razonable; luego, solo se trata de seguirlo hasta que aparezca algo mejor. De no ser así, no hay que complicarse la vida atendiendo recomendaciones gratuitas.

(v) No ofrecer ayuda ni consejos a menos que nos lo pidan (cosa que no ocurrirá casi nunca). En relación con el punto anterior, una manera de simplificarse la vida es no inmiscuirse en la vida de los demás. Esto incluye, claro, el no dar consejos gratuitos, pero tampoco recomendaciones argumentadas si no nos las piden. Quizá esto último pueda sonar excesivo, pues, muchas veces, si creemos saber algo valioso y que podría ayudar a un ser querido, es natural querer transmitírselo, pero quien de verdad quiera simplificar al máximo su vida mental, se ahorrará así muchas complicaciones y sinsabores.


(vi) No tener deudas. Hoy en día quizá una de las cosas que proporcione más tranquilidad, libertad y paz mental es no tener deudas, ni monetarias ni de ningún tipo (aunque tener deudas de otro tipo es inevitable). En particular, no deber nada a ningún banco proporciona una tranquilidad que hace que todo se vuelva más fácil. Quitar las deudas de dinero de la lista de cosas pendientes en la vida de uno contribuye a que la vida se concentre más en lo que debería ser: autonomía.

2 comentarios:

  1. De acuerdo en todo, menos en el punto V que manifiestamente incumples y yo mismo también constantemente (como es este post y mi comentario también un claro ejemplo).
    Nuestros blog son una constante de ello.
    En mi descargo diré que solo intento compartir experiencias propias por si le sirven a los demás, es una aportación a la evolución humana.
    Un abrazo

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    1. Ya había pensado lo que dices, Alberto Antonio, y te concedo tu parte de razón. Sin embargo, y sin que sirva como excusa, prefiero entender este blog como un sitio donde exponer ciertas ideas para que alguien ya predispuesto las tome. Como dices, por si pueden servir a alguien que, realmente, es como si las esperara. O quizá, en el fondo, me dirijo a mí misma.
      Un abrazo

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