La moda es un conjunto de
tendencias que afectan no sólo a la ropa y a otros objetos que usamos, sino
también al comportamiento y al estilo de vida. Ahora bien, podemos entender la
moda de una manera laxa o de una manera más restringida. Según la manera laxa,
la moda sería un conjunto de tendencias propias de una época relativamente
amplia, como una década o más tiempo. Según una concepción más restrictiva de
la moda, ésta sería un conjunto de tendencias en diferentes ámbitos pero en un
plazo de tiempo mucho más pequeño (una temporada).
Pero hemos apuntado que hay otra
concepción de la moda según la cual decimos que unos van a la moda y otros no. Según
esta noción, ir a la moda es seguir las últimas tendencias de una manera más
consciente que meramente seguir las tendencias propias de una época; según esta
concepción, las tendencias cambian notoriamente de temporada en temporada. Es
en esta moda de temporada en la que entra en juego la tiranía de las modas,
tiranía que dicta tener el último modelo de teléfono móvil o ponerse un
brillante en el ombligo o llevar ropa con el color de moda de la temporada.
Este tipo de moda es el que se usa
como gancho para ir quemando productos y consumir lo innecesario. Oponerse a
seguir esta moda no es ir contra el avance ni negar tampoco la fascinación que
sentimos por lo nuevo. Oponerse a seguir la moda de temporada es un acto de
militancia contra el consumo innecesario y a favor de que cada uno cree su
estilo de hacer y mostrarse en el tiempo que le ha tocado vivir. El problema es
que lo que está de moda en cada momento se vende de una manera muy atractiva y,
además, se relaciona con el éxito social. Efectivamente, mucha gente cae
fascinada ante las argucias publicitarias de los productos de última tendencia.
Por otro lado, ir a la última es
sinónimo de tener ciertas cualidades (tener poder adquisitivo, estar enterado e
interesado en lo más novedoso, ser especial, etc.) socialmente admiradas. Esto
supone que sea muy tentador, para muchos, seguir la moda.
Si somos de los que caemos rendidos
ante las modas, hay que tener en cuenta que podemos, hasta un cierto punto,
seguir las últimas tendencias sin gastar dinero o gastando muy poco. Podemos
recurrir al intercambio de cosas, a la modificación o adaptación artesanal de
prendas o productos, etc. Pero lo ideal es pasar olímpicamente de las modas de
temporada. Para ello, algunos tienen que hacer un trabajo importante de
superación psicológica, pues se trata de coartar un modo fácil de acceder a
cierto prestigio social. Ese trabajo puede empezar por intentar conseguir
prestigio social por otras vías más meritorias, o por dar menos valor a lo
estético, o por no dar tanta importancia a lo que piensan los demás sobre uno,
o por interiorizar que las modas son mecanismos de homogenización. La
diferencia entre seguir la moda de una época y seguir la moda de una temporada
es la diferencia que hay entre tener que consumir algo y tener algo que
consumir.
Contundente artículo sobre una “epidemia de estulticia” que se abate sobre nosotros (aunque las víctimas voluntarias tienen su merecido).
ResponderEliminarInmejorable exposición.
Un saludo
Gracias Alberto Antonio. Un abrazo
Eliminar