El otro día vi un anuncio de la
agencia F en que esta se presentaba como difusora de “contenidos de información
y entretenimiento”. Esta asociación de la información y el entretenimiento me hizo
pensar inevitablemente en cómo la primera ha quedado subsumida bajo la segunda.
Aunque el eslogan de la agencia F, en tanto que agencia que pretende ofrecer una
imagen seria, separa o yuxtapone ambas cosas, la realidad es que la información
se ha transformado en otra forma más de entretenimiento. Es obvio que no
ponemos las noticias para informarnos sobre cómo va el mundo. Si quisiéramos
esto último, buscaríamos diversas fuentes alternativas, compararíamos las
informaciones, haríamos un seguimiento de ciertos sucesos, etc. Cuando ponemos
las noticias, buscamos un rato más de esparcimiento, exactamente igual que
cuando ponemos una serie o una película. Esta consideración de la información
tiene unas consecuencias nefastas.
viernes, 30 de mayo de 2014
martes, 20 de mayo de 2014
Cuando la inconsciencia es signo de racionalidad
En un artículo que leí hace poco y
que hablaba sobre la importancia de no tirar comida y aprovechar los restos, se
decía que las abuelas, sin ser conscientes, ya practicaban la cocina de
aprovechamiento (pues, por ejemplo, hacían croquetas o canelones con la carne
que había sobrado del día anterior, o compota con la fruta muy madura). Esto me
hizo pensar que el hecho de explicitar o ser conscientes de ciertas cosas es
indicativo de algo. Me explico. En cierto sentido, nuestras abuelas no hacían cocina de aprovechamiento, hacían cocina
a secas, cocina normal. Esta ya
suponía que no se tiraba nada, y esto no implicaba ningún concepto o práctica novedosos.
Es después, cuando tirar las sobras de la comida empieza a convertirse en algo
normal, cuando se empieza a hablar de cocina de aprovechamiento como algo
parecido a lo que se había hecho siempre (no tirar la comida mientras sea
aprovechable de alguna manera). Lo que antes se hacía de manera inconsciente,
pues se suponía la práctica habitual, ahora tiene que ser algo premeditado,
nombrado, explicitado. Y esta diferencia ya es indicativa.
viernes, 16 de mayo de 2014
La publicidad y ciertas asociaciones sexistas
Como sabemos, la publicidad no solo
usa la imagen de la mujer para vender productos (tanto a hombres como a
mujeres), sino que, además, fomenta y perpetúa ciertos estereotipos (la mujer
ama de casa, sumisa, madre, preocupada por la belleza, tonta). Pero la cosa
tampoco queda ahí. Además de lo dicho, las mujeres son las protagonistas en los
anuncios relacionados con temas escatológicos o socialmente vergonzosos. Por
ejemplo, en los anuncios de compresas para pérdidas de orina o en los anuncios
de medicamentos para las hemorroides. En este tipo de anuncios solo aparecen
mujeres padeciendo tales problemas, y parecen sugerir que son problemas
estrictamente femeninos, como en el
caso de los tampones. Nada más lejos de la realidad, como muchos hombres saben
por experiencia.
martes, 13 de mayo de 2014
Una composición coherente
Hace un tiempo escuché – creo que
por la televisión- que una de las diferencias más relevantes entre un ordenador
y un cerebro es que, aunque se puede programar al primero para que identifique
ciertas imágenes de objetos, el ordenador no tiene una composición coherente del mundo y el cerebro, sí.
Por ejemplo, si, en una imagen de un paisaje, colocamos en el cielo una zapatilla
voladora junto a los pájaros, el cerebro sabe reconocer inmediatamente que la
zapatilla en esa situación es algo incoherente.
En cambio, y pese a que un ordenador puede estar programado para reconocer una
zapatilla entre otros objetos, no puede detectar si esa zapatilla que ha
reconocido como tal está o no de manera adecuada
entre las demás cosas. Es decir, un ordenador no puede detectar, al menos
de momento, si una imagen de un conjunto de objetos presenta alguna
incoherencia del tipo comentado. Un ordenador no sabe qué es lo que se puede
esperar y lo que no se puede esperar en un contexto dado.
viernes, 9 de mayo de 2014
Todo mal
Las mujeres con los pies deformados
llevando tacones
Las personas pasando el 95% de su
tiempo sentadas o tumbadas
Los niños comiendo chucherías
Los adultos comiendo chucherías
Los supermercados vendiendo, en su
mayor parte, chucherías
La gente enfermando de manera
evitable
Los enfermos medicándose en vez de
cambiar sus hábitos de vida
Las autoridades sanitarias
recomendando hábitos poco o nada saludables
Los médicos recetando cosas
innecesarias
Las farmacéuticas investigando sobre
todo en lo más rentable
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