Presentación del blog


Este blog pretende ser una exposición de algunas cuestiones que me preocupan, un modo de enriquecer mis opiniones y también -por qué no decirlo- una manera de relajar ciertas tensiones internas. En principio, la idea es tratar en el blog temas que me interesan, como la política (entendida como el arte de convivir juntos y gestionar lo público, y no eso de lo que hablan en las noticias), el consumo, la belleza, la salud…

Son temas diversos, pero con un denominador común, que es lo que realmente me interesa: la lucha latente que se da entre lo racional y lo irracional. Creo que hay un modo racional (que tiene que ver con lo que es más razonable) de hacer las cosas: de convivir juntos, de consumir, de buscar la salud, de considerar la belleza… Y, sin embargo, muchas veces optamos por un modo irracional (falto de razones) de llevar nuestra vida. En definitiva, quiero defender una vida cotidiana guiada por la racionalidad, la coherencia, la crítica, frente a un modo de vida que se deja llevar por criterios irracionales, inconscientes o viscerales.

No quiero que se entienda que al ensalzar una vida racional, reniego de toda espontaneidad, emotividad o impulsividad. No. Me parece que la racionalidad en el sentido amplio pero exigente en que aquí la entenderé -como coherencia, capacidad crítica, prudencia- es la mejor guía para los ámbitos de la vida de los que voy a hablar en este blog. Pero en otros aspectos de la vida, como el juego, o todo lo que tiene que ver con los procesos creativos, el dejarse llevar por lo que uno siente puede ser positivo. Simplemente quiero abogar por la racionalidad que tendría que guiar algunas de nuestras decisiones o valoraciones cotidianas, especialmente en un mundo y momento en que me parece que, muchas veces, hay demasiados factores trabajando a favor de lo irracional, lo emotivo, lo inconsciente. Y esto es algo que no sólo está, como es más obvio, en la base de la actual sociedad de consumo, sino también en la base de la homogenización de nuestro modo de vida y del tipo de individuo que somos cada uno. Además, por si esto fuera poco, el énfasis que se ha puesto desde la filosofía o la psicología en los aspectos inconscientes o emocionales de nuestra conducta, frente a los aspectos más racionales, ha contribuido de alguna manera a hacer atractivo lo que huele a irracional, convirtiendo la racionalidad en algo prosaico, insulso y, lo que es peor, con poco peso a la hora de explicar cómo y por qué actuamos. Yo creo, en cambio, que las decisiones conscientes y racionales pueden y deben ser lo que determine el sentido de una vida.

En fin, quiero apelar desde este blog a la capacidad de reflexión que tenemos para ser más conscientes y
racionales a la hora de pensar y actuar. Porque ¿de verdad alguien puede oponerse a obrar con cabeza?

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