El otro día escuché en un programa
de la tele que, para seguir consumiendo de manera sostenible al ritmo del
promedio mundial actual, necesitaríamos 1’5 planetas como el nuestro. Si todos
consumiéramos como el europeo medio, necesitaríamos 2 planetas. Y si
consumiéramos como el estadounidense medio, ¡6 planetas! Desconozco si estas
cifras son correctas. Pero si no van mal encaminadas del todo, apuntan
claramente dos cosas:
(1ª) En general, considerando el
promedio mundial, ya vamos mal. El planeta que tenemos no da abasto para lo que
consumimos.
(2ª) Hay grandes desigualdades
entre lo que consumen unos y otros. Y nosotros,
como habitantes del primer mundo, pertenecemos al grupo de los que
consumen más de la cuenta.
(i) Desplazarnos en la medida de lo
posible y lo razonable (y hay que ser estricto con los significados de
‘posible’ y ‘razonable’) por nuestro propios medios corporales. Es decir,
caminando o corriendo. No sólo es mejor que hacerlo con el coche o la moto,
sino también es mejor que desplazarse con el tan (a veces tontamente) defendido
transporte público. La bicicleta, patines, monopatín y similares tampoco son
mala opción, siempre que seamos capaces de mantenerlos muchos años. Lo mismo se
aplica al uso de los ascensores y escaleras mecánicas: mejor dejarlos de lado,
y subir y bajar a pie. No sólo ahorraremos energía y materias primas, sino que
trabajaremos por nuestra salud. Naturalmente no sirve poner como excusa ni la
falta de tiempo (¿a que sí hay tiempo para ver la tele?) ni el estar cansado
(el ejercicio es la manera de conseguir una buena forma física).
(ii) Consumir lo menos posible.
Deberíamos ceñirnos cuanto más, mejor, a la compra de lo estrictamente
necesario; es decir, a la compra de comida y, esporádicamente, alguna cosa más.
Las fábricas donde se hacen los productos que consumimos contaminan el medio y
consumen un montón de materias primas. Ya que esto es así, habría que reducir
la fabricación de productos a su mínima expresión. Sin embargo se está
fabricando una cantidad ingente de productos innecesarios (tanto porque son
inútiles o prescindibles en sí mismos como porque, aun cuando pueden ser
necesarios, es innecesario producirlos en esas cantidades).
(iii) Consumir productos de proximidad.
Fomentamos o contribuimos al uso de los medios de transporte contaminantes no
sólo cuando cogemos el coche, sino también cuando compramos productos que
vienen de muy lejos. El transporte es un factor importante en el agotamiento de
los recursos del planeta. Hay que procurar comprar productos de producción
cercana. En el caso de la alimentación, además, los productos de proximidad suelen
ser más frescos y llegar en mejor estado. Y, por si fuera poco, consumir
alimentos de la zona contribuye a generar cierta autonomía local en un sector
tan importante como es la alimentación.
Estas son solo
algunas de las acciones que podemos –y debemos- llevar a cabo. En el siguiente
post continuaremos esta lista, que iremos completando. Hasta entonces, ¿qué
acciones crees tú que deberíamos implementar para mantener una relación
sostenible con el planeta?
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