lunes, 5 de agosto de 2013

La compra de servicios innecesarios

                   
De la misma manera que compramos muchísimos objetos que no necesitamos -bien porque cubren necesidades artificiales, bien porque ya tenemos otros objetos del mismo tipo en número suficiente- también gastamos dinero en comprar o contratar servicios prescindibles. De nuevo, comprar algo innecesario (en un sentido laxo) es dedicar parte de nuestro tiempo de trabajo a algo que realmente no nos hace falta. Y parece una opción más racional prescindir de lo innecesario y trabajar únicamente para obtener lo necesario para vivir adecuadamente. Si en el ámbito del trabajo prevaleciera la ley del mínimo esfuerzo, de modo que nuestro trabajo sólo tuviera que cubrir lo necesario para vivir dignamente, tendríamos que trabajar muy poco y dispondríamos de mucho más tiempo para hacer lo que nos gusta. Desgraciadamente, trabajamos muchas horas porque tenemos que adquirir muchos productos y servicios que no necesitamos para nada.

Hoy quiero centrarme en comentar algunos ejemplos de servicios que compramos que pueden considerarse totalmente prescindibles. Algunos son prescindibles porque son del todo innecesarios, y otros porque, aunque no podemos pasar sin ellos algunas veces, no hace falta comprarlos a terceros. Ejemplos:

(i) Peluquería y estética. Cortarse o arreglarse el pelo no es algo tan difícil que no pueda hacerse uno mismo o con la ayuda (gratuita) de alguien. Otros arreglos estéticos son directamente prescindibles y sólo obedecen a modas que se pueden ignorar tranquilamente.

(ii) Transporte, tanto privado como público. Moverse en algún medio de transporte cuya principal fuente de energía no es generada por nuestros músculos tiene un coste elevado y, muchas veces, evitable. Es cierto que a veces tenemos que trasladarnos pero algunas de esas veces podemos hacerlo andando, en bicicleta, en monopatín… Sólo se necesita voluntad y organizarse mejor para tener más tiempo.

(iii) Agencias. Organizar un viaje o un acontecimiento como una boda puede ser algo prescindible si uno opta por la improvisación o, directamente, por pasar olímpicamente de ciertos usos. Sin embargo, con un poco de tiempo y voluntad, uno mismo puede organizarse sin tener que delegar en nadie.

Puede haber, sin duda, otros muchos ejemplos de servicios por los que pagamos sin necesitarlos (o sin necesitar pagar por ellos). Muchos –no todos- de los servicios de asesoría, de terapia, de enseñanza, entran en esta categoría. O podemos aprender a hacerlos por nosotros mismos o podemos recurrir a la ayuda cercana gratuita o en forma de intercambio. En definitiva, si realmente se puede prescindir de un servicio, mejor prescindir de él. Si no es deseable prescindir de él, lo mejor es proporcionárnoslo nosotros mismos o recurrir a alguien que nos ayude. El autoaprendizaje, con o sin ayuda, y los bancos de tiempo o similares, si no podemos autosatisfacernos, son grandes herramientas. Nos permiten ahorrar dinero, ganar autosuficiencia y obtener una gran satisfacción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario