El post de hoy es para denunciar otra
irracionalidad más del mercado en el que estamos: la falta de componentes o
recambios. Voy a ilustrarlo con algunos ejemplos reales. Si se nos rompe el
embellecedor de un interruptor de la luz, no hay manera de encontrar esa pieza
para cambiarla. Tenemos que comprar todo un conjunto de piezas que no
necesitamos; en este caso, toda la carcasa externa con el embellecedor junto
con la parte eléctrica. Lo mismo sucede con muchas piezas de mecanismos (por
ejemplo, con piezas de motores): aunque solo necesitemos una pequeña argolla de
plástico, que tiene un precio irrisorio, nos hacen comprar todo el conjunto o
mecanismo que la contiene, a un precio no irrisorio, porque no se vende suelta.
Otras veces tenemos que aguantarnos sin el repuesto pues ni siquiera lo venden
incorporado en un conjunto. La alternativa que nos dan es directamente adquirir
un producto nuevo. Por ejemplo, si se nos rompe la tecla de un teclado o el
botón de un mando a distancia, nos proponen comprar un teclado o un mando
nuevos (¡la justificación es que el precio de estos productos no es alto!).
Un tema relacionado, que da para
otro post, es el precio elevadísimo de algunas reparaciones; tanto, que más
vale adquirir un producto nuevo. En general, es el caso de los aparatos
electrónicos, que no se arreglan cuando se estropean; se cambian por otros
nuevos porque, extraña y tristemente, es la opción más barata. También tiene su
miga el asunto del precio de algunos consumibles como los cartuchos de tinta.
Son tan caros que, con el dinero que cuestan solo dos o tres repuestos
individuales, uno se puede comprar una impresora nueva con los (dos) cartuchos
nuevos incorporados. Un sinsentido.
Estrenar cosas puede ser
satisfactorio, pero puede serlo mucho más conservar y reparar lo que se tiene.
De todas formas, más allá de cierta satisfacción personal, lo importante en
este asunto es que es irracional producir y consumir innecesariamente. Si la
naturaleza se rige por la ley del mínimo esfuerzo, nuestra organización
económico-social no podría estar más en discordancia con la naturaleza en este
aspecto. Y, lo que es peor, en discordancia con lo que dicta la razón (para una
vez que la naturaleza está de parte de la razón, nosotros estamos en contra).
Así nos va…
Se puede hacer un post llamado: “Entendiendo el mercado” En el caso que citas de la impresora (que es extrapolable a más equipos) lo que nos vendieron no era una impresora, era un suscripción a sus productos consumibles (en este caso a la tinta). Del mismo modo un móvil no es un aparato de comunicación, es una suscripción al operador y sus consumibles sin olvidarnos de que con nuestras cotas ayudamos a mantener la infraestructura que la sociedad (la de los poderosos) necesita mantener, redes militares y de negocio.
ResponderEliminarEn definitiva el sistema imperante funciona como la planta, que para su proia supervivencia ofrece a través de la flor un incentivo, el sistema ofrece un incentivo a cambio de nuestra cuota de participación, ese incentivo no es el gran beneficio, es solo un pequeñísimo trozo.
Un abrazo
Gracias por tu reflexión, Alberto Antonio. Efectivamente, a veces las marcas hacen el gran negocio gracias a los consumibles. Cuando se introdujo el coche eléctrico EV1 en EEUU, ciertos sectores no permitieron que triunfara, pues con su éxito, aparte de hundirse las petroleras, se eliminaba buena parte del negocio de los recambios tradicionales de los coches (piezas, filtros, aceites, etc.).
EliminarCierto, pero ya están invirtiendo en lo mismo, y el negocio está en las baterías de litio, en la instalación de "electrolineras" y "baterineras".
EliminarMira en google los países productores de litio, una oportunidad de negocio del futuro.