martes, 8 de octubre de 2013

Una mala asociación: minimalismo y productividad

Veo que algunos autores que escriben en Internet están vinculando lo que ellos llaman ‘minimalismo’ con la productividad. Para ellos, el minimalismo consiste en desprenderse, siguiendo ciertos procedimientos pautados, de lo superfluo y excesivo en muchos ámbitos de la vida. Aparte de defender este estilo de vida (de inspiración new age y sin más argumentos), también defienden la productividad, tanto en el trabajo como en el tiempo de ocio (!). Me parece curiosa esta asociación entre el minimalismo y la productividad. Uno diría que el minimalismo bien entendido tiene que ver con el ahorro en general y con la ley del mínimo esfuerzo; en cambio, la productividad -con las connotaciones económicas que tiene- está asociada con la abundancia y con la obtención de resultados en un cierto plazo. Si se entiende el minimalismo como una consecuencia de una vida racional, como algo opuesto al derroche innecesario, entonces, la productividad no pinta nada ahí.

Antes de entrar más a fondo en la cuestión de la productividad, me gustaría comentar un poco más el tema de la justificación del minimalismo por parte de algunos de sus defensores. Hay muchos motivos para abogar por un estilo de vida económico, austero, minimalista (aunque este último término evoca demasiado un estilo artístico y, por tanto, una pose), pero, en última instancia, todos esos motivos confluyen en uno: que esa forma de vida es la opción más racional. No justificar correctamente esta opción es quitarle su sustancia.

Pero el error más importante en el discurso de esta gente es la introducción del tema de la productividad. Apelar a la productividad sin más también nos aleja de la racionalidad que debemos perseguir en nuestras acciones. Producir ¿qué y para qué? Son preguntas que nunca contestan. La racionalidad indica que si tenemos que consumir y gastar mucho menos, también habrá que trabajar y producir mucho menos. Sencillamente porque no es necesario. Obsesionarse con la eficacia productiva no tiene sentido si no sabemos con qué finalidad producimos. Y no podemos saberlo porque no hace falta tanta producción. Quizá estos autores no entienden la productividad estrictamente como la capacidad de producción, sino simplemente como eficiencia al hacer las cosas. Contra esto nada que decir, pero, entonces, no parece apropiado emplear el término ‘productividad’ por las connotaciones que tiene. En general es recomendable procurar hacer bien las cosas, pero independientemente de la idea de una productividad cronometrada y absurda. Y, por último, ¡qué decir de la idea de un ocio productivo atendiendo a una cierta planificación! Esto no tiene nada que ver ni con el minimalismo entendido racionalmente ni con la idea de ocio.

Es que, al final, uno puede acabar pensando que tanta apelación a la productividad (y también, curiosamente, a cómo extraer el mayor beneficio en el mundo de las finanzas, entre otras lindezas) no hace más que seguir el juego al irracional statu quo de las cosas. Y el minimalismo productivo no sería más que una versión refinada y elegante de los discursos que defienden el sistema y quieren perpetuarlo puliendo las aristas más sobresalientes. Un asunto estético, a fin de cuentas.

2 comentarios:

  1. También yo he notado las incoherencias que apuntas respecto al minimalismo y productividad…
    Pienso que se mezclan conceptos equivocadamente, que tienen etiquetas mal definidas, pues muchos confunden productividad con eficacia.
    Me defino como minimalista sobrevenido… y ya convencido.
    Sobrevenido porque al caer en el desempleo, me veo obligado a ser eficiente en la gestión de mis escasos recursos y minimalista en mi modo de vida.
    Hasta aquí comprensible y racional, pero su implementación me lleva a asumir esa filosofía como modo de vida ahora y en el futuro (aunque los medios económicos disponibles sean mayores), y creo que esa filosofía sería buena que influyera en las personas que se vean abocadas a un estadio de desempleo o crisis económica, pues sería beneficioso para ellas y la sociedad quizás se alarmara y reaccionara.

    El resto de tu exposición me parece en extremo correcta y acertada, mis felicitaciones por un análisis tan certero.
    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias, Avalón, por tus comentarios. Me alegra, además, que compartas este punto de vista. Creo que es importante usar términos que se ajusten lo más posible a lo que queremos decir para intentar evitar equívocos. La palabra 'productividad', además, tiene, desde mi punto de vista, unas connotaciones indeseables dentro del discurso catalogado como "minimalista". Por otro lado, en este tipo de discurso echo en falta lo que considero que debería ser la principal motivación: promover una sociedad y un sistema económico diferente.

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